- Un cerebro humano contiene aproximadamente 86 mil millones de neuronas y cerca de 100 billones de sinapsis.
- En 2015, el Proyecto Blue Brain simuló 30,000 neuronas corticales de rata con aproximadamente 37 millones de sinapsis en una supercomputadora IBM.
- El conectoma del nematodo C. elegans se completó en 1986 y comprende 302 neuronas.
- En 2019, los investigadores mapearon el primer conectoma completo de la larva de la mosca de la fruta, que tiene unas 3,000 neuronas.
- En 2023 se finalizó el conectoma completo de la mosca de la fruta adulta, que consiste en unas 139,000 neuronas y 54 millones de sinapsis.
- En 2020 se publicó un borrador del conectoma del cerebro central de la mosca de la fruta adulta (~25,000 neuronas) y luego se amplió al cerebro completo en 2023.
- En 2025 el proyecto MICrONS publicó un mapa de 1 mm³ de la corteza visual del ratón que contiene alrededor de medio billón de sinapsis entre unas 75,000 neuronas, basado en 28,000 cortes de microscopio electrónico.
- En 2018 un cerebro de cerdo preservado con criopreservación estabilizada con aldehído (ASC) mantuvo su estructura sináptica y se estimó que contenía alrededor de 150 billones de sinapsis, con Nectome ofreciendo la preservación ASC para 25 personas a $10,000 cada una.
- En 2014 el proyecto OpenWorm cargó el conectoma de C. elegans en un robot LEGO, demostrando una mente de gusano controlando un cuerpo.
- En 2017 el Parlamento de la UE consideró el reconocimiento legal de la IA autónoma y propuso la categoría de ‘personas electrónicas’ para software avanzado.
Introducción: De la ciencia ficción a la búsqueda científica
Imagina un futuro en el que pudieras subir tu mente a una computadora y vivir indefinidamente en forma digital. Este concepto – antes confinado a la ciencia ficción – es ahora objeto de seria investigación científica y sueños futuristas. Se conoce como Emulación Completa del Cerebro (WBE), o más popularmente subida de mente. La idea básica es crear una réplica de software del cerebro de una persona que reproduzca los mismos patrones de pensamiento, memoria y conciencia que el original. En teoría, la mente subida se comportaría y experimentaría el mundo igual que el cerebro humano del que provino [1]. Los defensores ven la WBE como un posible camino hacia la “inmortalidad digital”, permitiendo a las personas trascender la muerte biológica y quizás vivir para siempre como seres basados en computadoras [2]. Los escépticos, sin embargo, señalan que lograr esto es enormemente desafiante y plantea preguntas profundas. En 2025, la emulación completa del cerebro sigue siendo una meta aspiracional – pero una hacia la que la neurociencia y la tecnología avanzan poco a poco gracias a notables progresos. A continuación, exploraremos qué es la WBE, cómo funciona, sus bases científicas, el progreso logrado hasta ahora y las cuestiones filosóficas, éticas y legales que surgen al hablar de copiar una mente humana.
¿Qué es la Emulación Completa del Cerebro?
La Emulación Completa del Cerebro (WBE, por sus siglas en inglés) se refiere al proceso de mapear un cerebro biológico con tal nivel de detalle que pueda ser recreado como un modelo funcional idéntico en un sustrato digital. En términos más simples, WBE significa hacer una copia digital de un cerebro que pueda pensar y sentir de la misma manera que el cerebro original. Este cerebro digital “emulado” no solo simularía la actividad cerebral genérica; replicaría las conexiones neuronales y funciones únicas de la mente de una persona específica [3]. El objetivo es que el cerebro en software responda a los estímulos y genere comportamientos indistinguibles de cómo respondería el cerebro orgánico de la persona [4]. En principio, esta mente emulada podría entonces existir dentro de una computadora o robot, o en un entorno de realidad virtual completo, experimentando la vida sin estar atada a un cuerpo mortal.
Es importante distinguir la emulación de una simple simulación o modelo de IA. Una simulación podría imitar cómo funciona un cerebro a nivel general, pero una emulación busca reproducir el procesamiento exacto de información del cerebro de un individuo [5]. Si tiene éxito, la mente emulada tendría los mismos recuerdos, personalidad y conciencia que la persona que fue copiada. Los defensores dicen que tal carga “opera de manera idéntica al cerebro en el sustrato biológico,” llevando esencialmente la mente de la persona a un nuevo medio [6]. Este concepto asume una visión funcional de la mente: es decir, que los procesos mentales resultan de la actividad neural física, y si puedes reproducir esa actividad en otro sustrato (como el silicio), la mente y la conciencia también serán reproducidas [7]. En esta visión, nada “místico” ata la conciencia al tejido biológico – lo que importa es el patrón y la función, no el medio [8].
La WBE también se llama a veces “carga mental”, “transferencia de mente”, o “mente independiente del sustrato”. La idea tiene un enorme atractivo en los círculos de futurismo y transhumanismo debido a sus implicaciones revolucionarias. Si las mentes pueden ser cargadas, el envejecimiento y las enfermedades del cuerpo no tendrían por qué significar el fin de la vida de una persona: tu mente podría continuar en una computadora, potencialmente indefinidamente. Podrías vivir en mundos virtuales o cuerpos robóticos, e incluso adquirir capacidades más allá de los límites humanos normales. Como dice una fundación de investigación de WBE, una persona cargada podría “vivir una vida sin ataduras, libre de las limitaciones físicas de un cuerpo”, con memoria mejorada, nuevos sentidos y esperanzas de vida de siglos o más [9]. En resumen, la emulación completa del cerebro podría permitir una mejora humana radical y la extensión de la vida, cambiando fundamentalmente lo que significa ser humano.
¿Cómo cargarías un cerebro? La ciencia detrás de la WBE
Lograr la WBE requiere enfrentar un desafío técnico formidable: copiar toda la complejidad de un cerebro. Un cerebro humano contiene alrededor de 86 mil millones de neuronas interconectadas por quizás 100 billones de sinapsis – las uniones a través de las cuales las neuronas se comunican entre sí. Todos los patrones sutiles en estas conexiones (a menudo llamados el “conectoma”) y la fuerza de esas sinapsis codifican nuestros recuerdos, habilidades y personalidad. Además, hay muchas células de soporte, gradientes químicos y patrones dinámicos de actividad eléctrica que contribuyen a la función cerebral. Para cargar una mente, los científicos tendrían que capturar toda la información relevante del cerebro y luego reconstruirla en un modelo computacional. Esto se divide en algunos pasos principales:
- 1. Escaneo del cerebro (mapeo del conectoma): El primer paso es escanear o tomar imágenes del cerebro biológico a una resolución muy alta para mapear cada neurona y sinapsis; en otras palabras, obtener el diagrama de cableado completo del cerebro. Este mapa completo de conexiones neuronales es el conectoma. Construir el conectoma de un individuo se considera un requisito esencial para la WBE [10]. Las tecnologías de mapeo cerebral más avanzadas de la actualidad incluyen formas avanzadas de microscopía electrónica, que pueden obtener imágenes del tejido cerebral a resoluciones de nanómetros. De hecho, los investigadores ya han utilizado microscopios electrónicos para mapear el conectoma completo de pequeños organismos. Un logro notable fue el mapeo del cerebro de una mosca de la fruta (Drosophila), que tiene alrededor de 135,000 neuronas, produciendo un diagrama detallado de aproximadamente 50 millones de sinapsis que conectan esas neuronas [11]. Esta fue una tarea monumental: los científicos cortaron el cerebro de una mosca en miles de capas ultrafinas y tomaron decenas de millones de imágenes para catalogar cada conexión[12]. El resultado, publicado en 2024, es “el mapa cerebral más completo de cualquier organismo hasta la fecha”, y los investigadores incluso verificaron su funcionalidad ejecutando simulaciones simples en el circuito neuronal de la mosca [13]. En comparación, las únicas otras criaturas con cerebros completamente mapeados hasta ahora son una larva de gusano y una larva de ascidia con solo unos pocos cientos de neuronas [14] – lo que resalta cuán ambicioso será mapear un cerebro humano (con miles de millones de neuronas).
- 2. Registro de la Actividad Dinámica (Más Allá de la Estructura): Si bien mapear las conexiones estáticas es crucial, la función del cerebro también depende de propiedades dinámicas: cómo disparan las neuronas, la fuerza de las sinapsis y los estados químicos. Algunos investigadores están explorando formas de registrar la actividad cerebral a gran escala para complementar el conectoma. Para cerebros muy pequeños como el del gusano C. elegans (que tiene 302 neuronas), los científicos ya pueden registrar la actividad de cada neurona en tiempo real[15]. Sin embargo, para cerebros más grandes, esto es mucho más difícil. Hay avances continuos en técnicas como la microscopía de fluorescencia avanzada y matrices de electrodos para capturar datos funcionales. En un avance reciente, un equipo mapeó tanto la estructura como la función en un milímetro cúbico de tejido cerebral de ratón (aproximadamente 75,000 neuronas), primero registrando la actividad neuronal en un ratón vivo y luego imaginando ese mismo tejido con microscopía electrónica. Este proyecto, reportado en 2025, produjo el conectoma funcional más grande jamás creado de una pieza de cerebro de mamífero: “cientos de miles de células y alrededor de medio billón de conexiones” reconstruidas en 3D [16]. Estos esfuerzos muestran la tendencia hacia la integración de diagramas de cableado con información sobre cómo fluyen las señales, lo cual será invaluable para la WBE.
- 3. Construcción del Modelo Digital del Cerebro: Una vez que se ha capturado la estructura del cerebro (y posiblemente parámetros dinámicos clave), el siguiente paso es crear un modelo de software que refleje esta estructura. Esencialmente, los científicos traducirían el conectoma en un gran modelo computacional de neuronas y sinapsis. Cada neurona podría estar representada por ecuaciones que simulan cómo dispara impulsos eléctricos (potenciales de acción) en respuesta a entradas, basándose en la neurofisiología conocida. Las conexiones en el modelo coincidirían con las conexiones sinápticas escaneadas. La idea es que, al ejecutarse en una computadora, este modelo exhibiría los mismos patrones de actividad que el cerebro real, “reproduciendo” así la mente de la persona. En la práctica, esta es una tarea informática colosal. La capacidad de procesamiento del cerebro humano a menudo se compara con exaFLOPs (10^18 operaciones por segundo), muy por encima de lo que las computadoras actuales pueden emular en tiempo real. Sin embargo, la potencia informática sigue creciendo, y el hardware neuromórfico especializado (chips inspirados en el cerebro) o supercomputadoras podrían eventualmente manejar la carga. De hecho, en 2015 el Proyecto Blue Brain (una iniciativa de investigación suiza) anunció una simulación de hito de 30,000 neuronas de un cerebro de rata, con 37 millones de sinapsis, ejecutándose en una supercomputadora IBM [17]. Aunque eso es solo un fragmento diminuto de un cerebro (un solo microcircuito cortical), demostró que la simulación biológicamente detallada es posible a pequeña escala. Los investigadores ahora se esfuerzan por optimizar las simulaciones y comprimir los datos. Una técnica es simplificar los modelos de neuronas o usar IA para completar detalles. Por ejemplo, el Proyecto Blue Brain ha explorado el uso de “algoritmos topológicos” para generar redes neuronales realistas e incluso crear gemelos digitales de regiones cerebrales para experimentación [18], [19]. El objetivo final sería una reconstrucción completa en software de todas las interacciones neuronales en el cerebro.
- 4. Ejecución de la Emulación: Finalmente, con un modelo detallado construido, el sistema debe ser ejecutado como una emulación. La computadora se convierte efectivamente en el nuevo “cuerpo” para los procesos del cerebro. La emulación necesitaría no solo potencia de cómputo bruta, sino también una memoria sustancial para almacenar la vasta red de conexiones. Si todo sale bien, el cerebro digital comenzará a funcionar, produciendo patrones de actividad eléctrica similares a pensamientos. Luego podría conectarse a entradas y salidas para poder percibir y actuar. Por ejemplo, la mente emulada podría situarse en un entorno de realidad virtual donde recibe datos sensoriales simulados (vista, sonido, etc.) y puede controlar un cuerpo virtual. Alternativamente, podría conectarse a un robot físico, dándole un cuerpo mecánico para interactuar con el mundo real [20]. Es importante destacar que una mente subida requeriría capacidades sensoriales e interactivas para mantenerse sana y funcional. Los científicos señalan que un cerebro desincorporado sin entrada sensorial sufriría una extrema privación sensorial, una condición conocida por causar alucinaciones y angustia psicológica [21]. Por lo tanto, cualquier escenario realista de WBE debe proporcionar estímulos ricos e incluso posiblemente emular hormonas y señales corporales para mantener la mente anclada en una experiencia. En resumen, subir el cerebro es solo parte del desafío: también tienes que subir (o simular) un mundo adecuado para que el cerebro viva en él.
Vale la pena mencionar que se han propuesto dos enfoques principales sobre cómo podría lograrse la WBE: (a) el método “escanear y copiar” descrito anteriormente (también llamado copiar y cargar), y (b) un método de “reemplazo gradual”. En escanear y copiar, se tomaría un cerebro existente, se escanearía de manera destructiva y se construiría una copia digital – lo que probablemente significa que el cerebro original es destruido o al menos desconectado en el proceso [22]. En contraste, el reemplazo gradual imagina intercambiar lentamente las neuronas de una persona viva por pequeños implantes electrónicos uno por uno, de modo que el cerebro haga la transición a un estado sintético y emulable sin un solo momento de “muerte”. Con el tiempo, el cerebro de la persona se convierte en un cerebro sintético implantado que puede interactuar con computadoras – momento en el cual podría transferirse completamente a software. Este enfoque es altamente especulativo y está muy lejos de la tecnología actual, pero resulta intrigante porque podría preservar la continuidad de la conciencia de la forma biológica a la digital. Algunos imaginan usar avanzadas interfaces cerebro–computadora o nanotecnología para hacer esto posible. Sin embargo, los expertos argumentan que ambos métodos probablemente convergen en el mismo punto final: una emulación funcional de la mente original. Ya sea que el cerebro biológico de una persona sea reemplazado gradualmente o escaneado de una vez, en ambos casos las neuronas originales dejan de funcionar y su función es asumida por la tecnología [23]. En otras palabras, cualquiera de los dos caminos resulta en que los procesos mentales se “trasladen” a un nuevo sustrato, y teóricamente cualquiera de los dos podría preservar la identidad personal (esto, por supuesto, es motivo de debate). Muchos creen que el enfoque destructivo de escanear y copiar será alcanzable antes, dado el rápido progreso en la obtención de imágenes cerebrales, mientras que la carga no destructiva requeriría avances en tecnología implantable que aún no tenemos [24].
Fundamentos científicos y bloques de construcción
La emulación completa del cerebro se sitúa en la intersección de la neurociencia, la informática y la ingeniería. Varios dominios científicos y tecnológicos están aportando piezas al rompecabezas de la WBE:
- Conectómica: Este es el campo dedicado a mapear las conexiones cerebrales. La WBE se basa fundamentalmente en la conectómica: necesitas ese mapa detallado para saber qué emular. En los últimos años ha habido un auge en la conectómica, con proyectos que mapean cerebros cada vez más grandes. Además de la mosca de la fruta mencionada anteriormente, un hito en la conectómica se alcanzó a principios de 2023, cuando los investigadores publicaron el primer conectoma completo de una larva de mosca de la fruta (con 3,000 neuronas) [25]. Para 2024, esto fue superado por el conectoma de la mosca de la fruta adulta (≈139k neuronas), y ya se están realizando esfuerzos para mapear pequeños mamíferos. Un proyecto ambicioso financiado por la comunidad de inteligencia de EE. UU. (el programa MICrONS de IARPA) logró mapear un fragmento de 1 mm³ de la corteza de ratón que contiene medio billón de conexiones sinápticas [26]. Estos avances están proporcionando a los científicos datos invaluables sobre circuitos neuronales reales – en efecto, anticipos sobre el objetivo final de un mapa cerebral humano. Incluso hay avances en el escaneo más rápido: un estudio de 2021 demostró una técnica para escanear un cerebro completo de mono (macaco) a resolución micrométrica en aproximadamente 100 horas [27]. Ese método implicó preparación química e imagen óptica ultrarrápida del cerebro, y produjo un mapa cerebral completo de primate a una velocidad sin precedentes [28]. Aunque el cerebro de un mono es más pequeño y menos complejo que el de un humano, demuestra que escalar el mapeo de conectomas al menos es concebible en el futuro.
- Neurociencia computacional e IA: Para convertir los datos del conectoma en un modelo funcional de la mente, los investigadores dependen de la neurociencia computacional, creando modelos matemáticos de cómo las redes de neuronas procesan la información. Décadas de investigación han producido modelos para el disparo eléctrico en las neuronas, la plasticidad sináptica (aprendizaje) y la dinámica de las redes neuronales. Estos modelos forman la caja de herramientas para construir un cerebro emulado. Curiosamente, el auge de la inteligencia artificial (IA), especialmente el aprendizaje profundo, es un campo paralelo que tanto se beneficia de la neurociencia como contribuye a ella. Las redes neuronales artificiales de la IA moderna son primos muy abstractos de las redes neuronales reales, pero a medida que se vuelven más complejas, los investigadores de IA buscan inspiración en la arquitectura cerebral. De hecho, algunos futuristas discuten la WBE como una vía para lograr la Inteligencia Artificial General; en lugar de programar una IA desde cero, se emula un cerebro humano para obtener inteligencia a nivel humano (o superior) [29]. Proyectos como la computación neuromórfica también se sitúan entre la IA y la neurociencia, creando hardware que imita los circuitos cerebrales. La sinergia es tal que cualquier avance en la simulación de componentes cerebrales podría mejorar la IA, y viceversa. Por ejemplo, el mapeo detallado de la corteza visual del ratón mencionado anteriormente fue motivado en parte por el objetivo “de invertir la ingeniería de los algoritmos del cerebro para su uso en el aprendizaje automático de próxima generación”, según los patrocinadores del programa [30]. Así, la investigación en emulación cerebral completa está estrechamente vinculada con los esfuerzos por comprender la inteligencia natural y construir máquinas más inteligentes.
- Interfaces cerebro-computadora y prótesis neurales: Aunque no son lo mismo que la WBE, el campo de las BCIs y las prótesis neurales proporciona pasos importantes. Estas tecnologías implican conectar computadoras a cerebros vivos, ya sea para leer señales neuronales o para escribir información en el cerebro. Ya existen implantes cocleares que restauran la audición al interactuar con el nervio auditivo, prótesis retinianas/visuales que proporcionan visión rudimentaria a personas ciegas, y BCIs motoras que permiten a pacientes paralizados mover extremidades robóticas con el pensamiento [31]. De manera notable, los investigadores incluso han desarrollado una prótesis hipocampal – un implante diseñado para imitar parte del hipocampo (una región cerebral esencial para la formación de recuerdos). En experimentos, una versión temprana de este dispositivo podía registrar la actividad neuronal y luego estimular el hipocampo de una manera que ayudaba a codificar recuerdos a largo plazo, actuando efectivamente como un implante de memoria [32]. Estos logros demuestran que es posible reemplazar o aumentar partes de la función cerebral con dispositivos, lo cual es directamente relevante para la WBE. Se puede pensar en la WBE como el extremo lógico: reemplazar cada parte del cerebro con una computación equivalente. Cada prótesis neural exitosa (para la memoria, la visión, el movimiento, etc.) es una prueba de concepto de que la tecnología puede emular funciones neuronales específicas [33]. Además, las interfaces cerebro-computadora podrían eventualmente servir como puente para una subida gradual – por ejemplo, una BCI de gran ancho de banda podría mapear y transferir progresivamente el contenido mental a una plataforma digital. Empresas como Neuralink (fundada por Elon Musk) están trabajando en matrices de electrodos ultrafinos para leer grandes volúmenes de datos neuronales, lo que algún día podría ayudar en la subida, aunque su objetivo a corto plazo es médico (por ejemplo, ayudar a pacientes discapacitados a comunicarse). En resumen, cuanto mejor logremos conectar cerebros con computadoras, más factible se vuelve la fusión mente-máquina requerida para la WBE.
- Criónica y preservación cerebral: Otro campo adyacente a WBE es la preservación cerebral: esencialmente, el intento de preservar químicamente o criogénicamente cerebros en un estado que mantenga todas las conexiones neuronales intactas, potencialmente por períodos muy largos. La idea es que alguien podría hacer que su cerebro sea preservado al morir (o incluso antes de morir, si uno estuviera lo suficientemente desesperado) y almacenado hasta que la tecnología avance lo suficiente como para escanearlo y cargarlo. El progreso reciente aquí es notable: en 2018, una empresa de investigación ganó el Premio de Grandes Mamíferos de la Brain Preservation Foundation al preservar con éxito un cerebro de cerdo completo con toda su estructura sináptica intacta [34]. Utilizaron un método llamado criopreservación estabilizada con aldehído (ASC): esencialmente, primero infundiendo el cerebro con fijadores químicos para “bloquear” las sinapsis en su lugar, y luego congelándolo criogénicamente [35]. Imágenes de microscopio electrónico confirmaron que el conectoma del cerebro de cerdo (potencialmente 150 billones de conexiones sinápticas) estaba extraordinariamente bien preservado [36]. Por supuesto, ese cerebro está biológicamente muerto (los químicos son letales), pero como señaló un artículo científico, toda la información preservada “podría potencialmente ser cargada… después de una larga espera. ¿Serías entonces ‘tú’?” [37]. La preservación exitosa de un cerebro grande y complejo es un gran paso porque sugiere que podríamos almacenar cerebros para su futura carga. De hecho, una startup llamada Nectome surgió de esta investigación, ofreciendo un servicio a personas con enfermedades terminales para preservar sus cerebros con ASC para una futura carga mental. Sin embargo, Nectome fue noticia (y generó alarmas éticas) en 2018 cuando se informó que su proceso sería “100% fatal”: esencialmente, tienen que matarte para preservar tu cerebro perfectamente [38]. Veinticinco personas (incluido un conocido CEO tecnológico) habían depositado $10,000 por esta promesa especulativa [39]. La controversia subrayó cómo WBE se sitúa entre la ciencia revolucionaria y la disyuntiva ética – y cuán ansiosos están algunos por incluso una mínima posibilidad de inmortalidad digital.
De mapas cerebrales a modelos mentales: avances hasta ahora
¿Qué tan cerca estamos de lograr la emulación completa del cerebro? Sigue siendo una meta lejana, pero se están logrando avances constantes en múltiples frentes. Aquí describimos algunos hitos y proyectos importantes que han llevado los conceptos de WBE de la teoría a la realidad:
- 1950s–1980s – Ideas iniciales: La noción de duplicar la conciencia es anterior a la computación moderna en la ciencia ficción, pero los científicos y futuristas comenzaron a reflexionar sobre ella de manera más concreta a finales del siglo XX. En particular, Hans Moravec, un experto en robótica, escribió en 1988 sobre la “carga mental” como una tecnología futura, prediciendo que podría ser posible en el siglo XXI. Imaginó cuerpos robóticos para mentes cargadas e incluso describió un procedimiento hipotético de reemplazo gradual (a veces llamado la “transferencia Moravec”). Estas ideas iniciales sembraron la idea de que la mente podría verse como un software independiente de su hardware (el cuerpo).
- 1990s–2000s – Fundamentos teóricos: A medida que la neurociencia y la computación avanzaban, surgieron estudios serios. En 2003, el filántropo Ray Kurzweil (ahora director de ingeniería en Google) popularizó la idea de lograr la inmortalidad digital para 2045, vinculada a su predicción de una singularidad tecnológica. Kurzweil y otros futuristas en el Congreso Global Future 2045 de 2013 pronosticaron audazmente que “para 2045, los humanos lograrán la inmortalidad digital cargando sus mentes en computadoras.” [40] Esto fue acompañado por la Iniciativa 2045, un proyecto lanzado por el empresario ruso Dmitry Itskov, que trazó una hoja de ruta para transferir la conciencia humana a avatares robóticos en unas pocas décadas [41]. Mientras tanto, en el ámbito académico, el Future of Humanity Institute (FHI) de Oxford publicó un informe técnico fundamental “Whole Brain Emulation: A Roadmap” en 2008 [42]. Los autores Anders Sandberg y Nick Bostrom examinaron los pasos necesarios y estimaron que, si las tendencias en computación y escaneo cerebral continuaban, la WBE podría lograrse en algún momento de la segunda mitad del siglo XXI. Lo trataron como una cuestión de cuándo, no de si – asumiendo que no existan barreras fundamentales que lo impidan.
- Proyectos emblemáticos de neurociencia: En la década de 2010, varios proyectos de gran envergadura científica destinados a simular o cartografiar cerebros se pusieron en marcha. En 2005, el neurocientífico Henry Markram fundó el Proyecto Blue Brain en Suiza, con el objetivo de simular un cerebro de mamífero en software. Para 2007, Blue Brain había completado un modelo inicial de una columna neocortical de rata (un pequeño circuito cerebral), y en 2015 anunció una simulación mucho más detallada de “una parte de un cerebro de rata con 30,000 neuronas y casi 40 millones de sinapsis” [43]. Esto fue aclamado como un “primer borrador” de reconstrucción digital de un microcircuito cerebral. Markram también fue la fuerza impulsora detrás del Proyecto Cerebro Humano (HBP) – una iniciativa emblemática de la Unión Europea de mil millones de euros lanzada en 2013. La visión original del HBP era simular un cerebro humano completo en 10 años [44], una meta considerada ampliamente como demasiado ambiciosa. El proyecto enfrentó críticas y tuvo que reducir sus pretensiones, reenfocándose en el desarrollo de herramientas y plataformas de neurociencia (como la infraestructura informática EBRAINS). Para cuando el HBP terminó en 2023, no había producido una emulación cerebral completa, pero contribuyó a la neurociencia de otras maneras (por ejemplo, atlas cerebrales, chips neuromórficos y mayor desarrollo de software de simulación). En Estados Unidos, la Iniciativa BRAIN (lanzada en 2013) invirtió miles de millones en el desarrollo de nuevas tecnologías de mapeo cerebral. Su enfoque era más hacia la neurociencia fundamental y aplicaciones médicas que hacia la WBE, pero los avances de ese programa – como la obtención de imágenes de alta velocidad, mejores electrodos y técnicas conectómicas – son directamente relevantes para el conjunto de herramientas de la WBE.
- Hitos del conectoma: El santo grial de mapear un conectoma humano aún no se ha alcanzado, pero las victorias incrementales merecen ser destacadas. El primer (y aún único) conectoma completo de un animal se logró en 1986 para el pequeño gusano nematodo C. elegans (302 neuronas), un esfuerzo manual meticuloso que tomó más de una docena de años. Avanzando a las décadas de 2010 y 2020, vemos una explosión de conectómica:
- 2019: Investigadores mapearon el primer cerebro completo de insecto – la larva de la mosca de la fruta – que contiene 3,000 neuronas [45].
- 2020: Un equipo en Janelia Research Campus y Google completó un borrador de conectoma del cerebro central de la mosca de la fruta adulta (alrededor de 25,000 neuronas en ese momento) [46]. Esto fue posteriormente ampliado al cerebro completo de la mosca.
- 2023: El conectoma completo de la mosca de la fruta adulta fue finalizado y publicado (≈139,000 neuronas, 54 millones de sinapsis) [47], marcando el conectoma más grande jamás mapeado. Este logro requirió algoritmos innovadores de IA y corrección colectiva (a través del consorcio FlyWire) para reconstruir cada neurona en el cerebro del tamaño de una semilla de amapola de la mosca [48].
- 2025: El consorcio MICrONS (con equipos de Princeton, Baylor College of Medicine y Allen Institute) publicó el mapa más detallado de una región cerebral de mamífero hasta la fecha: una sección 3D de 1 mm³ de la corteza visual de ratón que abarca medio billón de conexiones entre aproximadamente 75,000 neuronas [49]. Esto tomó 9 años de trabajo e implicó la obtención de imágenes de 28,000 cortes con un microscopio electrónico y el uso de IA para unirlos. Es “la representación más grande y detallada de circuitos neuronales en un cerebro de mamífero” hasta ahora [50].
- Estos hitos ilustran una trayectoria: de 300 conexiones (gusano) a 50 millones (mosca) a 500 millones (corteza de ratón); cada orden de magnitud nos acerca más a los billones necesarios para un cerebro humano. También dejan claro que la tecnología actual puede mapear cerebros pequeños y fragmentos diminutos de cerebros grandes, pero escalar a un cerebro humano completo (con ~100,000 veces más neuronas que una mosca) requerirá más avances en automatización y procesamiento de datos.
- Simulaciones parciales y prototipos: Aunque una emulación completa del cerebro humano está fuera de alcance por ahora, los investigadores han experimentado con simular cerebros más pequeños o componentes cerebrales como bancos de pruebas:
- El proyecto OpenWorm es un esfuerzo dirigido por voluntarios que logró crear una simulación por software del sistema nervioso del gusano C. elegans (302 neuronas). De manera impresionante, en 2014 el equipo de OpenWorm cargó este cerebro de gusano simulado en un robot simple hecho de piezas de LEGO. El robot, guiado por el software basado en el conectoma del gusano, comenzó a comportarse como el gusano – por ejemplo, se movía hacia adelante o hacia atrás en respuesta a estímulos de la misma manera que lo haría el gusano real, a pesar de no tener instrucciones preprogramadas [51]. Esto demostró el principio de una mente cargada controlando un cuerpo (¡aunque sea una mente de gusano en un cuerpo de robot!). Fue una prueba de concepto sorprendente de que incluso una emulación rudimentaria puede exhibir comportamientos similares a los de la vida real si se le dan las conexiones sensoriomotoras adecuadas.
- Los neurocientíficos también han simulado pequeñas redes de neuronas humanas o de ratón para estudiar comportamientos emergentes. En 2020, por ejemplo, el Proyecto Blue Brain publicó una reconstrucción digital detallada de una sección de la corteza humana (la microestructura 3D de las sinapsis en una parte del hipocampo humano), proporcionando información sobre la disposición sináptica [52]. Y como se mencionó, el microcircuito de rata de Blue Brain de 2015 fue un hito que demostró que miles de neuronas con propiedades realistas pueden ser modeladas y producir patrones de actividad biológicamente plausibles.
- Estas simulaciones parciales son pasos importantes. Permiten a los investigadores probar técnicas de modelado, verificar que las neuronas simuladas pueden en principio soportar funciones cerebrales complejas, e identificar cuellos de botella en la computación. Cada aumento en la escala de la simulación – de docenas de neuronas a miles – enseña lecciones sobre cómo optimizar y qué propiedades emergentes aparecen. Por ejemplo, una sorpresa de la simulación de Blue Brain fue el descubrimiento de estructuras geométricas de alta dimensión (cliques de neuronas formando complejos de hasta 11 dimensiones) en la red, lo que podría explicar parte de la capacidad computacional del cerebro [53]. Estos hallazgos sugieren cuánto podemos aprender al reconstruir cerebros digitalmente.
- Percepciones de expertos y cronograma: Existe un amplio espectro de opiniones sobre cuándo o si se logrará la WBE completa. Por un lado, futuristas optimistas como Kurzweil han fijado fechas famosas como 2045 para la carga mental. El entusiasmo a principios de la década de 2010 era palpable: los principales medios cubrían la posibilidad de “vivir para siempre en una computadora” en unas pocas décadas. Sin embargo, muchos neurocientíficos adoptan una postura más cautelosa. Por ejemplo, el Dr. Kenneth Miller, neurocientífico de la Universidad de Columbia, argumentó que capturar el conectoma puede no ser suficiente, porque la función cerebral también depende de complejas dinámicas bioquímicas y estados moleculares que un simple escaneo estructural podría pasar por alto [54]. Miller sugirió que una “duplicación absoluta” de una mente humana específica podría estar a cientos de años de distancia dada la abrumadora complejidad [55]. De manera similar, en 2025, el psicólogo cognitivo Dobromir Rahnev afirmó: “Teóricamente, la carga mental es posible. Sin embargo, actualmente estamos muy lejos de este objetivo,” estimando que podría tomar del orden de 200 años, y que se sorprendería si funcionara en los próximos 100 años [56]. Señaló que aún no hemos descubierto cosas básicas como cómo reemplazar siquiera una sola neurona por una artificial en un cerebro funcional [57]. Muchos investigadores comparten el sentimiento de que persisten incógnitas significativas: aún no sabemos exactamente qué nivel de detalle se requiere para emular con éxito la conciencia (las neuronas y sinapsis podrían no ser toda la historia: aspectos como los niveles de neurotransmisores, la expresión génica o las células gliales podrían ser importantes) [58]. A pesar de la incertidumbre, la investigación continúa de manera constante porque incluso los objetivos intermedios (como mapear circuitos cerebrales y construir mejores modelos neuronales) aportan valiosos conocimientos científicos y médicos.
En resumen, los avances actuales a 2025 han entregado herramientas poderosas de mapeo cerebral, simulaciones neuronales parciales y demostraciones reales de integración de datos cerebrales (BCIs y prótesis). Hemos visto cargas mentales completas para organismos simples (gusanos, moscas) y partes significativas de cerebros más complejos mapeadas y modeladas. Sin embargo, el consenso es que la emulación completa del cerebro humano aún está a muchos grandes avances de distancia – probablemente décadas como mínimo, y posiblemente mucho más. Eso no ha detenido a un número creciente de institutos, proyectos e incluso startups de empujar los límites:
Principales actores en la investigación de WBE (lista no exhaustiva):
- Proyecto Blue Brain (EPFL, Suiza): Enfocado en simulaciones biológicamente detalladas de circuitos cerebrales de mamíferos. Logros incluyen la simulación de una columna cortical de rata en 2015 y el desarrollo continuo de atlas cerebrales y software de simulación [59].
- Proyecto Cerebro Humano (UE): Una iniciativa europea de 10 años (2013–2023) que, aunque no logró simular un cerebro humano, produjo herramientas como la plataforma EBRAINS, sistemas de computación neuromórfica (SpiNNaker y BrainScaleS), y una comprensión más profunda del modelado cerebral multinivel [60].
- Instituto Allen para la Ciencia del Cerebro (EE. UU.): Mapeó tipos celulares y conectividad en cerebros de ratón y humano. Co-lideró el proyecto MICrONS para el mapa de 1 mm³ de la corteza de ratón [61]. Proporciona datos y recursos de acceso abierto que alimentan los esfuerzos de modelado.
- Janelia Research (HHMI) & Consorcio FlyWire: Pioneros en conectómica de alta resolución, entregaron el conectoma completo del cerebro de la mosca de la fruta mediante imágenes masivas de microscopía electrónica y corrección colaborativa [62].
- Brain Preservation Foundation: Una organización sin fines de lucro que organizó el Brain Preservation Prize y promueve la preservación como un paso hacia la futura WBE. Verifican la calidad de la preservación (por ejemplo, las preservaciones de cerebro de conejo y cerdo ganadoras del premio en 2016 y 2018)[63].
- Carboncopies Foundation: Una organización dedicada explícitamente a avanzar en mentes independientes del sustrato y WBE. Sirve como centro para investigadores del campo, rastrea el progreso y explora las dimensiones técnicas y éticas de la transferencia mental.
- OpenWorm: Un proyecto colaborativo de ciencia abierta; aunque limitado a C. elegans, representa la primera instancia de la emulación completa del cerebro de un organismo vivo controlando una máquina [64]. Demuestra enfoques de código abierto para la neuro-simulación.
- Neuralink y otras empresas de BCI: Aunque no tienen como objetivo la WBE, su trabajo en implantes cerebrales de alto ancho de banda podría algún día facilitar la lectura o escritura de grandes volúmenes de datos neuronales, lo cual es relevante para los métodos de escaneo o reemplazo gradual.
- Nectome y startups de neurotecnología: Algunas startups en la periferia, como Nectome, hablan explícitamente sobre la carga mental y están explorando técnicas de embalsamamiento cerebral para la preservación [65]. Otras se centran en el análisis de datos cerebrales impulsado por IA, lo que podría ayudar en la reconstrucción del conectoma.
Estos esfuerzos, que abarcan desde grandes proyectos científicos financiados por el gobierno hasta proyectos abiertos de bricolaje y empresas privadas, nos están acercando colectivamente al lejano objetivo de la WBE. Pero a medida que el progreso continúa, se vuelve cada vez más claro que la carga mental no es solo un proyecto técnico; es uno que nos obliga a enfrentar preguntas profundas sobre la mente, el yo y la sociedad.
Acertijos filosóficos: ¿Es una mente cargada realmente tú?
La emulación completa del cerebro provoca profundas preguntas filosóficas sobre la conciencia y la identidad. En el centro de esto: ¿Qué es exactamente el “yo”, y lo tendría una copia digital de tu cerebro? Si pudieras escanear tu cerebro e iniciar la emulación, ¿experimentaría esa mente digital ser tú, con el mismo sentido continuo de identidad, o solo sería un impostor ingenioso? Esto no es meramente académico; todo el atractivo de la carga mental (escapar de la muerte, continuar la vida en una nueva forma) depende de la suposición de que la mente emulada realmente hereda tu identidad y conciencia.
Quienes apoyan la WBE suelen suscribir a una filosofía de la mente llamada funcionalismo (la idea de que los estados mentales se definen por sus patrones funcionales, no por el material que los implementa). En esta visión, si la emulación replica las complejas relaciones funcionales de tu cerebro, tendrá tus recuerdos, personalidad y conciencia [66]. Los defensores de la carga mental argumentan que la conciencia es una “propiedad emergente” del procesamiento de información del cerebro, por lo que si copias ese procesamiento con precisión, la copia será consciente de la misma manera que tú [67]. Señalan que no hay nada místico en las neuronas: siguen las leyes de la física, así que en principio una computadora podría ejecutar las mismas operaciones. De hecho, algunos teóricos sugieren que la conciencia es independiente del sustrato, comparando el cerebro con un software que podría ejecutarse en diferentes hardware si se codifica correctamente[68].
Sin embargo, incluso si aceptamos que una emulación cerebral puede ser consciente, el problema de la identidad personal es espinoso. Si tu cerebro es copiado, ¿“tú” resides en el original o en la copia – o en ambos? Imagina que te sometes a un escaneo y carga mañana. Se enciende la computadora y una mente de software despierta con todos tus recuerdos, pensando que es tú. Mientras tanto, tu cerebro biológico (si no fue destruido) sigue ahí, también pensando que es tú. Ahora hay dos “tús”. ¿Cuál es el verdadero? Algunos filósofos dicen que ambos son tú – esta es la idea de la “identidad ramificada”. Por extraño que parezca, argumentan que la identidad puede dividirse, como una célula que se divide. Cada mente descendiente tiene el mismo derecho a la identidad anterior, al menos inicialmente [69]. Se hace una analogía con los pacientes con cerebro dividido en neurociencia: cuando el cuerpo calloso (que conecta los hemisferios cerebrales) se corta, se ha observado que la persona puede parecer tener dos esferas independientes de conciencia en un solo cráneo, cada una con sus propias percepciones [70]. Sin embargo, originalmente era una sola persona – su identidad se “ramificó” en dos corrientes. Por esa analogía, una mente y su carga compartirían la identidad original hasta el momento de la copia, después de lo cual divergen en individuos separados (así como los gemelos idénticos comparten un origen pero se convierten en personas distintas). Esta visión sugiere que una carga no es una falsificación, sino más bien una continuación de ti – solo que no la única continuación.
Otros no están convencidos. Una intuición común es que una carga, especialmente una creada por escaneo destructivo (donde tu cerebro original podría incluso ser diseccionado), es solo una copia – tal vez una copia muy convincente, pero no tú. La gente suele invocar el ejemplo del teletransportador de Star Trek: desintegra al Capitán Kirk en la Tierra y lo vuelve a ensamblar en Marte. ¿La persona en Marte sigue siendo Kirk o es solo una copia exacta que cree ser Kirk? Si el original no fuera destruido, tener dos Kirks haría obvio que algo cambió. Los críticos argumentan que lo que importa es el flujo continuo de conciencia. En un escenario de reemplazo gradual, tal vez se preserve la continuidad (ya que nunca hay un momento en que “tú” fuiste apagado), pero en un escaneo-copia-carga, la mente original se interrumpe (o destruye) y una nueva comienza en otro lugar. Esa ruptura, afirman, es esencialmente la muerte del original, con un nuevo ser heredando tus recuerdos. “¿Serías entonces ‘tú’?” preguntó la psicóloga Susan Blackmore respecto a la futura resurrección por carga, expresando profundas dudas [71]. Reflexionó que somos “mucho más que solo cerebros y recuerdos almacenados… somos humanos completos, profundamente integrados en mundos sociales.” Una carga podría replicar los datos de tu cerebro, pero al carecer de tu cuerpo y de tu contexto exacto, ¿realmente se puede decir que es tú en un sentido significativo? [72]
Este debate se relaciona con antiguas preguntas filosóficas: ¿La identidad personal consiste en tener la misma sustancia física, en la continuidad de los patrones, o en algo más como un alma inmaterial? Perspectivas religiosas entran en juego aquí. Un estudio del científico cognitivo Michael Laakasuo encontró que las actitudes de las personas hacia la carga mental a menudo se alinean con su creencia en una vida después de la muerte [73]. Aquellos con fuertes convicciones religiosas podrían ver la carga mental como algo imposible (ya que el alma no puede ser copiada) o incluso blasfemo – un desafío a la providencia divina. De hecho, si uno cree que el alma inmortal es no física, entonces una mente cargada, por perfecta que sea, sería una cáscara vacía sin verdadera autoconciencia. Por otro lado, algunos pensadores religiosos o espirituales se han sentido intrigados por la idea de que tal vez el alma es informacional y podría preservarse por estos medios; pero esta es una opinión minoritaria.
Otra pregunta que desafía la mente: ¿Podría una emulación ser consciente pero diferente del original? Por ejemplo, ¿qué pasaría si copiar el cerebro da lugar a una mente que tiene todos tus recuerdos pero que no siente subjetivamente que eres tú? Algunos se preocupan por un escenario en el que la carga mental se comporte exactamente como tú (engañando a todos, incluso a sí misma, de que es la misma persona), pero de alguna manera carece de qualia – la verdadera experiencia subjetiva. Esto es esencialmente una versión del “zombi filosófico” o el argumento de la Habitación China aplicado a las cargas mentales (el experimento mental de John Searle que cuestiona si la simulación equivale a la comprensión). Sin embargo, si uno acepta el funcionalismo, este escenario no debería ocurrir: la función idéntica implica experiencia consciente idéntica. Aun así, el difícil problema de la conciencia significa que realmente no lo sabremos hasta que, y a menos que, realmente creemos una carga mental y quizás ideemos pruebas o confiemos en los auto-reportes de la entidad cargada.
En resumen, el consenso filosófico (en la medida en que existe uno) es que si la WBE tiene éxito técnicamente, una mente emulada probablemente tendría conciencia y podría considerarse una continuación del yo de la persona – pero la identidad personal podría convertirse en un concepto más fluido. Tal vez tengamos que acostumbrarnos a la idea de que una persona puede existir simultáneamente en dos sustratos, o que la “muerte” se vuelva ambigua (¿es cuando el original biológico se detiene, o solo cuando todas las copias se detienen?). Estas no son preguntas fáciles, y conducen directamente a las implicaciones éticas y legales de la carga mental.
Implicaciones Éticas y Sociales: Mortalidad, Igualdad y Mentes en Máquinas
La perspectiva de la emulación completa del cerebro plantea una serie de cuestiones éticas. Algunas son inmediatas (por ejemplo, ¿es ético practicar la eutanasia a alguien para preservar su cerebro para la carga mental?), mientras que otras son a largo plazo (por ejemplo, ¿qué sucede en la sociedad si una fracción de las personas se convierte en seres digitales inmortales?). Consideremos algunas preocupaciones clave:
- Consentimiento y el valor de la vida: Los experimentos actuales relacionados con WBE en cerebros humanos se limitan en su mayoría a estudios post-mortem o a pacientes de neurocirugía que donan tejido. Pero una carga completa requeriría actuar sobre el cerebro de una persona viva de maneras sin precedentes. El caso de Nectome destacó un escenario macabro: una empresa que efectivamente pide a las personas que intercambien su vida biológica por una oportunidad de resurrección digital [74]. Incluso si un individuo da su consentimiento (quizás debido a una enfermedad terminal), ¿es ético que científicos o empresas realicen un procedimiento que es ciertamente fatal a corto plazo y solo hipotéticamente beneficioso a largo plazo? Muchos dicen que esto se acerca peligrosamente al suicidio asistido o incluso al homicidio bajo el estandarte de la tecnología. Hasta que no haya pruebas de que una carga puede funcionar, cualquier procedimiento de este tipo podría verse como aprovecharse del miedo a la muerte. Esto lleva a llamados para salvaguardas legales: por ejemplo, algunos éticos argumentan que debería haber leyes estrictas contra la comercialización de servicios de carga mental no probados (de manera similar a como existen leyes que rigen los tratamientos médicos experimentales y la eutanasia).
- ¿Inmortalidad digital para los ricos? Si la carga mental llega a ser factible, existe el temor de que podría agravar las desigualdades sociales. Las tecnologías avanzadas de extensión de la vida suelen generar la preocupación de que solo estarán disponibles para los ricos, aquellos que pueden pagar procedimientos de vanguardia. La filósofa Susan Blackmore advirtió que “qué mundo tan horrible sería si los viejos ricos pudieran cargar sus mentes, quitando recursos a los jóvenes en un planeta ya superpoblado.” [75] La idea de una élite adinerada logrando la inmortalidad digital mientras el resto de la humanidad permanece con una esperanza de vida normal es un escenario distópico que se discute a menudo en los círculos éticos. Podría crear una clase de casi dioses (cargas hiperinteligentes, sin envejecimiento, potencialmente controlando vastos recursos financieros y computacionales) frente a mortales comunes. Los temas de justicia y equidad son cruciales: ¿sería aceptable para la sociedad que solo unos pocos puedan “vivir” para siempre? Algunos sugieren que si la WBE se vuelve posible, podría necesitar ser regulada o incluso ofrecida como un servicio público para evitar una desigualdad extrema en el acceso a la vida eterna.
- ¿Superpoblación y medio ambiente? Por otro lado, si todos pudieran eventualmente cargar sus mentes, ¿qué significaría eso para la población? Los seres digitales no consumen comida ni tierra, pero consumen energía y hardware de computación. Un aumento exponencial de mentes (especialmente si las mentes pueden copiarse como archivos) podría llevar a otro tipo de presión sobre los recursos: competencia por el poder de cómputo o el espacio virtual. El economista Robin Hanson, en su libro «The Age of Em,» imagina un escenario donde miles de millones de mentes cargadas (“ems”) funcionan en servidores, y como pueden copiarse y acelerarse, crean una economía que se acelera rápidamente, pero también una en la que los ems individuales pueden ser bifurcados, retirados o eliminados según las necesidades económicas. Esto plantea preguntas éticas sobre el valor de las vidas individuales en un mundo donde copiar y eliminar mentes podría convertirse en operaciones rutinarias.
- Derechos de las Personas Digitales: Quizás la cuestión ética/legal más urgente es cómo trataríamos a los seres de software conscientes si y cuando aparezcan. ¿Tendría una mente subida los mismos derechos que un humano natural? Esta pregunta no tiene precedentes, pero algunos expertos legales ya la están considerando. Por ejemplo, si te subes y tu cuerpo biológico muere, ¿es la subida ahora legalmente tú – con derecho a tu identidad, propiedad, ciudadanía, etc.? Uno podría asumir que sí, especialmente si la subida fue pensada como una continuación. Pero ¿qué pasa si hay dos copias? Los sistemas legales actuales no saben cómo manejar a una persona que se ramifica en múltiples entidades. Algunos han sugerido medio en broma tratar a las subidas recién creadas como “menores digitales” – requiriendo un período de tutela por parte del original o de algún fideicomisario hasta que la sociedad resuelva el reconocimiento [76]. Considera también el matrimonio y la familia: ¿podría tu cónyuge estar legalmente casado tanto con tu yo biológico como con tu yo subido? Si tienes hijos después de subirte, ¿son ellos los herederos o lo son tus hijos biológicos previos a la subida, o ambos? Los legisladores enfrentarían debates complejos sobre herencia, matrimonio, custodia e identidad personal en la era de las subidas [77].
- “Derechos Humanos Digitales”: Garantizar el trato humano de las mentes subidas sería una nueva frontera para los derechos humanos. Una posibilidad inquietante es el abuso o explotación de software sintiente. Por ejemplo, alguien podría copiar una subida y someterla a experimentos dañinos o trabajo interminable sin paga. Si la copia puede ser reiniciada o eliminada a voluntad, ¿se consideraría eso asesinato o tortura? La entrada de Wikipedia sobre la subida de mentes señala que si se crean mentes simuladas, “puede ser difícil garantizar la protección de los ‘derechos humanos digitales’.” Investigadores (o hackers maliciosos, o regímenes opresivos) podrían ejecutar en secreto copias de mentes en entornos virtuales acelerados y hacerlas soportar todo tipo de escenarios [78]. Una subida podría experimentar años de tormento en cuestión de minutos reales si alguien ejecuta su programa más rápido – una perspectiva aterradora si no existen salvaguardas. Probablemente necesitaríamos nuevas leyes que reconozcan al software sintiente como personas o al menos les otorguen protecciones. En 2017, el Parlamento de la UE de hecho consideró una resolución sobre el estatus legal de la IA autónoma, sugiriendo la categoría de “personas electrónicas” para IA/robots avanzados. Extender un concepto similar a los humanos subidos es tanto lógico como polémico – algunos temen que otorgar plena personalidad jurídica al software podría diluir los derechos humanos o crear pesadillas de aplicación. Pero no otorgarles derechos invita a escenarios aún peores (esclavos digitales, etc.). Este es un debate que la sociedad tendría que resolver, idealmente antes de que se encienda la primera subida de cerebro humano.
- Efectos Psicológicos y Sociales: Otra dimensión ética es el efecto en las relaciones y la sociedad. Si las personas pueden vivir esencialmente para siempre mediante la subida de conciencia, ¿cambiaría eso nuestros valores y motivaciones? Algunos argumentan que podría reducir la urgencia que da sentido a la vida: si tienes siglos, ¿cómo cambian conceptos como la ambición, el riesgo o el “carpe diem”? También está el desafío emocional: imagina que tus seres queridos envejecen y mueren en el mundo físico, pero tú continúas en el ámbito digital. Blackmore señaló que una conciencia subida que despierte en un mundo futuro podría encontrarlo “completamente inadecuado” socialmente: todos los que conocía han desaparecido, y la sociedad puede haber cambiado tanto que la persona resucitada se sienta como una reliquia incapaz de encajar en [79]. Esta soledad o alienación del resucitado es un tema recurrente en la ciencia ficción (por ejemplo, en la serie de televisión Black Mirror, a veces se representa a una conciencia subida sufriendo cuando está confinada o cuando el mundo sigue adelante sin ella). Éticamente, ¿deberíamos siquiera hacer eso a alguien, traerlo de vuelta a un futuro donde tal vez no pueda adaptarse? Quizás estos sean problemas que cada individuo elegiría para sí mismo, pero resaltan que la vida eterna puede venir con trampas existenciales.
- Usos Maliciosos y Seguridad: Un riesgo menos discutido es lo que sucede si las mentes subidas o los datos cerebrales se usan de manera indebida. Los datos cerebrales son, posiblemente, los datos más personales que existen: son literalmente el contenido de tu mente. Si alguien hackeara un conectoma almacenado o una emulación mental en funcionamiento, podría robar tus propios pensamientos, recuerdos o identidad. Las emulaciones cerebrales podrían ser vulnerables a virus informáticos o malware que podría alterar sus pensamientos o terminarlas [80]. Incluso la posibilidad de “hackear la mente”, como alterar la personalidad o lealtad de una conciencia subida, debe ser considerada. Esto introduce desafíos éticos y legales en torno a la privacidad y la seguridad. ¿Eliminar o corromper una conciencia subida sería considerado asesinato? Casi con certeza sí, si les otorgamos la condición de persona. Así que la ciberseguridad de las conciencias subidas podría convertirse en un asunto de vida o muerte. Algunos futuristas señalan que una mente subida podría respaldarse como archivos, lo que por un lado significa que si algo sale mal podrías restaurar desde una copia de seguridad (una especie de reencarnación digital), pero por otro lado, copias no autorizadas de una persona podrían hacerse de la misma manera en que se piratea un software. Las leyes podrían necesitar tratar la copia no permitida de la mente de una persona como equivalente al secuestro o la clonación.
- Impacto en la humanidad: Ampliando la perspectiva, la llegada de la WBE podría ser un evento tan disruptivo como el surgimiento de nuestra propia especie. Podríamos ver una divergencia donde algunos humanos se conviertan en “seres digitales poshumanos” mientras otros permanezcan biológicos. Esto podría crear divisiones culturales y políticas – incluso violencia. ¿Confiarían los subidos y los no subidos entre sí? Hanson especula en The Age of Em que las mentes emuladas (ems) podrían superar rápidamente a los humanos biológicos en lo económico (ya que los ems pueden trabajar sin descanso, pensar más rápido en hardware más rápido y copiarse para satisfacer la demanda laboral) [81]. Esto podría llevar a una agitación social, con desempleo masivo o algo peor para los humanos biológicos, a menos que se gestione. También existe la posibilidad de una “carrera armamentista de emulación cerebral”, donde naciones o empresas que desarrollen la subida primero podrían crear grandes cantidades de subidos (quizás copias de científicos brillantes o soldados) para obtener dominio [82]. Esto podría tentar a naciones rivales a ir a la guerra o acelerar sus propios programas de manera insegura. En otras palabras, la WBE podría introducir nuevos dilemas de seguridad a escala global. Todos estos problemas implican que la transición a una sociedad con subidos requeriría una reflexión cuidadosa y probablemente cooperación internacional para evitar el caos.
A la luz de estas implicaciones éticas y sociales, muchos investigadores enfatizan la necesidad de un marco de directrices mucho antes de que la WBE se convierta en una realidad. Las discusiones sobre “neuroética” y “ética de la IA” ya están sentando algunas bases. En 2014, Anders Sandberg publicó sobre la ética de las emulaciones cerebrales, explorando escenarios y proponiendo principios (por ejemplo, sugirió un “Principio de Suposición de Mente” – esencialmente, si hay alguna incertidumbre sobre si una entidad emulada es consciente, deberíamos errar en el lado de tratarla como si lo fuera, para evitar una catástrofe moral por maltratar a una persona [83]). Conceptos como “derechos digitales”, leyes de privacidad de datos mentales y quizás incluso nuevas definiciones de personalidad probablemente tendrán que evolucionar. La humanidad enfrentará preguntas como: ¿Tenemos la obligación de preservar cerebros para una futura reanimación? ¿Optar por la vida digital es un derecho humano o solo una opción? ¿Puede una IA o un subido ser responsable de crímenes (y cómo se castiga a un software – con eliminación, reprogramación)? [84] Estos debates ya no son puramente especulativos; las primeras versiones de ellos están ocurriendo ahora mientras lidiamos con la ética de la IA y la tecnología neuronal.
El camino por delante: opiniones de expertos y perspectivas futuras
De pie en 2025, nos encontramos en una coyuntura interesante. La Emulación Completa del Cerebro sigue sin lograrse, pero el avance constante de la tecnología continúa convirtiendo lo que antes sonaba a magia – mapear un cerebro, simular neuronas – en una realidad tangible a pequeña escala. La comunidad de investigadores que persigue directamente la WBE es relativamente pequeña pero apasionada. A su alrededor o en paralelo, campos más grandes (conectómica, IA, neurociencia, supercomputación) están, sin saberlo o indirectamente, construyendo piezas del rompecabezas.
Muchos expertos afirman que la WBE es posible en principio, ya que ninguna ley física lo prohíbe. Las preguntas que quedan son “¿Qué tan difícil será?” y “¿Cuánto tiempo tomará?” Como hemos visto, las respuestas varían ampliamente. En un extremo, visionarios como Kurzweil han apostado por mediados del siglo XXI – señalando la Ley de Moore y los avances exponenciales en escaneo e IA como razones para el optimismo [85]. Señalan que la potencia de cómputo ha crecido dramáticamente: supercomputadoras a exaescala (capaces de 10^18 operaciones por segundo) ya están en línea, y algunas estimaciones dicen que alrededor de 10^18 ops/s es del orden de lo necesario para simular un cerebro humano en tiempo real (aunque tales comparaciones son muy aproximadas) [86]. Si las tendencias continúan, podría haber hardware asequible para simulaciones a escala cerebral en la década de 2030 o 2040. Además, tecnologías de apoyo como el análisis de imágenes impulsado por IA están acelerando – por ejemplo, lo que tomó nueve años para el conectoma del ratón podría, en una década, hacerse en meses con mejor automatización por IA, según científicos involucrados[87].
En el otro extremo, neurocientíficos experimentados piden humildad. “Apenas entendemos el cerebro.” El cerebro no es un circuito estático; es un órgano vivo con una bioquímica compleja. El escepticismo de Kenneth Miller, como se mencionó, es que capturar todas las conexiones neuronales es necesario pero quizás no suficiente – podríamos necesitar simular detalles moleculares dentro de las neuronas, o la forma en que los neuromoduladores (como dopamina, serotonina) bañan el cerebro, etc., para una emulación fiel [88]. Cada capa adicional de detalle multiplica los requisitos de datos y cómputo por órdenes de magnitud. Si eso es cierto, la WBE podría estar a siglos de distancia con la tecnología previsible. Otros señalan que el cerebro podría tener atajos desconocidos: tal vez no necesitamos cada detalle molecular, solo el nivel correcto de abstracción. Después de todo, el propio cerebro es robusto – funciona de manera ligeramente diferente de un momento a otro, las proteínas se renuevan, pero tu personalidad permanece. Esto da esperanza de que una carga mental no necesite ser un clon atomístico uno a uno perfecto, sino más bien un clon funcional en algún nivel superior. La pregunta es dónde se encuentra ese nivel – ¿en la sinapsis? ¿en la neurona? ¿en pequeñas redes? La investigación neurocientífica en curso busca descubrir qué aspectos de la neurobiología pueden simplificarse sin perder función.
También existe un punto de vista emergente de que podríamos lograr una forma de WBE gradualmente a través de la convergencia de la IA. Por ejemplo, en lugar de escanear un cerebro hasta cada sinapsis, uno podría desarrollar una IA que aprenda a imitar las respuestas de una persona en particular, llegando a convertirse en un modelo tan preciso que sea indistinguible de esa persona. Esto se parece más a construir una IA genérica y entrenarla para emular una mente humana desde el exterior (observando el comportamiento y las conversaciones), algo así como los chatbots de IA actuales llevados al extremo. Algunos se refieren a esto como crear un “gemelo digital” de un individuo mediante IA. No es WBE pura ya que no utiliza escaneos internos del cerebro, y plantea sus propias preguntas sobre la identidad. Pero muestra que la línea entre emulación estrictamente basada en el conectoma y emulación basada en IA podría desdibujarse en el futuro. Si el resultado final es una entidad digital que habla y piensa como tú, algunos podrían considerar eso un éxito de la carga mental por otros medios (aunque no implique cortar neuronas). Sin embargo, los puristas señalarán que, sin usar los datos reales del cerebro, puede ser una copia superficial (podría carecer de recuerdos internos ocultos o tener una experiencia consciente diferente).En noticias recientes, el tono en torno a la WBE suele enfatizar la templanza. Por ejemplo, un artículo de mayo de 2025 escrito por un neurocientífico en The Conversation respondió a la pregunta de un niño sobre la carga mental explicando que “hasta hoy, estamos muy lejos” y que, aunque teóricamente posible, no ocurrirá en nuestras vidas con el conocimiento actual [89], [90]. El experto recalcó cómo “no sabemos el nivel de detalle con el que el cerebro debe ser modelado para que la conciencia funcione” [91]. Al mismo tiempo, reconoció el interés continuo y el hecho de que muchas cosas “imposibles” en la historia finalmente se lograron [92]. Esto resume la postura actual: realismo cauteloso. La búsqueda de la WBE está impulsando la investigación, pero incluso sus defensores admiten que podría tomar mucho tiempo. Randal Koene, una de las voces principales en la comunidad WBE, suele enfatizar objetivos incrementales: mejorar la preservación cerebral, avanzar en la tecnología de escaneo, desarrollar mejores modelos neuronales, etc., para que cada década estemos más cerca.
Una predicción interesante proviene del futurista e investigador de IA Ben Goertzel, quien especuló que si se logra la emulación cerebral, en realidad podría llegar después de que ya hayamos creado IA avanzada o conciencia de máquina por otras vías. Esto podría significar que, para cuando podamos cargar la mente de un humano específico, ya podríamos tener IA capaz de emular el pensamiento humano o incluso superarlo. Si es así, el panorama en el que emerja la WBE será uno donde también existan inteligencias no humanas, lo que generará dinámicas aún más complejas (por ejemplo, una IA podría ayudar a los humanos a cargarse, o los humanos podrían elegir fusionarse con la IA en lugar de permanecer como cargas puras). Es un recordatorio de que la WBE es parte de un panorama más amplio de tecnología de inteligencia en evolución.
Para concluir, la Emulación Completa del Cerebro se presenta como uno de los proyectos más ambiciosos jamás concebidos. Su objetivo no es solo entender el cerebro, sino recrearlo perfectamente, extrayendo así “el fantasma de la máquina” y dándole una nueva forma. Lograrlo revolucionaría nuestros conceptos de vida, muerte y yo. Como hemos visto, se están logrando avances notables en tecnologías relevantes: desde el mapeo completo del cerebro de una mosca [93], hasta la preservación del conectoma de un mamífero para siglos futuros [94], pasando por la integración de cerebros vivos con chips protésicos [95]. Cada uno de estos podría haber sido una trama de ciencia ficción hace poco tiempo. Sin embargo, el camino hacia la carga de una mente humana es, sin duda, largo y está lleno de incertidumbres. Exige resolver problemas científicos difíciles y también navegar por campos minados éticos.
Los expertos aconsejan que usemos las preguntas planteadas por la WBE como motivación – no para lanzarnos a ciegas a copiar cerebros, sino para impulsar una investigación más profunda del cerebro y una cuidadosa consideración de los resultados [96]. Ya sea que la WBE llegue en 50 años, en 200 años (o tal vez nunca), el esfuerzo por alcanzarla puede aportar beneficios en el camino: mejor comprensión de enfermedades neurodegenerativas, nuevos algoritmos de IA, tratamientos protésicos avanzados para lesiones cerebrales y conocimientos sobre la propia conciencia. En cierto sentido, aspirar a la WBE es un gran programa Apolo de la mente: incluso alcanzar hitos incrementales puede transformar la ciencia y la sociedad.
Un día, nuestros descendientes podrían realmente enfrentarse a la elección de “subir o no subir.” Para entonces, esperemos que tengamos la sabiduría, las leyes y los marcos morales para manejar esa decisión. Por ahora, la carga mental sigue siendo una posibilidad profunda que flota en el horizonte de la humanidad: un recordatorio tanto de nuestra destreza tecnológica como de los profundos misterios filosóficos del yo. A medida que avanza la investigación, lo que alguna vez fue una fantasía salvaje de ciencia ficción está entrando gradualmente en el ámbito del discurso serio. Las próximas décadas revelarán si la emulación completa del cerebro es un destino alcanzable o una asíntota a la que nos acercamos pero nunca alcanzamos del todo. De cualquier manera, el viaje promete profundizar nuestra comprensión del objeto más complejo que conocemos: el cerebro humano, y, en última instancia, de nosotros mismos.
Fuentes
- Carboncopies Foundation – “¿Qué es la emulación completa del cerebro?” (2025). Una visión general de los conceptos y pasos de WBE [97].
- Wikipedia – “Carga mental.” Definición y contexto futurista de la carga mental [98].
- Smithsonian Magazine – “Científicos presentan el primer mapa completo del cerebro de una mosca de la fruta adulta” (octubre 2024). Reporte sobre el conectoma del cerebro de la mosca: ~139k neuronas y 54 millones de sinapsis [99].
- Princeton University Engineering News – “Científicos mapean los 500 millones de conexiones que permiten a los ratones ver” (abril 2025). Sobre el proyecto MICrONS que mapea la corteza visual de un ratón (0,5 mil millones de sinapsis) [100].
- Blue Brain Project – Página de Wikipedia (consultada en 2025). Historia de las simulaciones de Blue Brain (columna cortical de rata con 30k neuronas en 2015) [101] y predicciones de Henry Markram [102].
- The Guardian – “La preservación cerebral está un paso más cerca, pero ¿cómo podría alguna vez ser ‘tú’?” por Susan Blackmore (marzo 2018). Discute el éxito de la preservación del cerebro de cerdo y cuestiones de identidad y desigualdad [103].
- The Guardian – “Una startup quiere subir tu cerebro a la nube, pero tiene que matarte para hacerlo” por Alex Hern (mar 2018). Sobre Nectome y el proceso de preservación “100% fatal” [104].
- Holistic.News – “Subir la mente a una computadora: el sueño de inmortalidad de los multimillonarios” (junio 2025). Resume la opinión experta del Dr. Rahnev de que subir la mente es teóricamente posible pero probablemente a siglos de distancia [105].
- Live Science – “La singularidad está cerca: ¿subida de mente para 2045?” por Tanya Lewis (jun 2013). Cobertura de futuristas (Kurzweil, Itskov) que predicen subidas para 2045 y el congreso Global Future 2045 [106].
- Wikipedia – “Subida de mente – Ética y cuestiones legales.” Discusión sobre derechos de la personalidad, cuestiones legales (herencia, matrimonio, etc.) para subidas [107].
- Smithsonian Magazine – “Hemos puesto la mente de un gusano en el cuerpo de un robot de Lego” por Marissa Fessenden (nov 2014). Describe la simulación del proyecto OpenWorm de C. elegans controlando un robot, demostrando emulación de comportamiento simple [108].
- Anders Sandberg & Nick Bostrom (2008). “Emulación completa del cerebro: una hoja de ruta.” Future of Humanity Institute, Oxford. Informe técnico que expone los requisitos y pronostica el desarrollo de la WBE [109]. (Contiene análisis detallado de escaneo, procesamiento y cuestiones éticas para la WBE.)
References
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